La vida esta llena de señales, lo difÃcil es saber
interpretarlas.
Me he perforado tres veces el mismo lóbulo, para ponerme los
pendientes desparejados que va perdiendo mi hija. Supongo que es la versión
cobarde de tatuarme o hacerme un piercing, una reivindicación de que mi cuerpo
es mÃo y lo agujereo o lo pinto como quiero. Por tres veces he tenido que dejar
que se cierre, eso es una señal.
Soy insistente y pesada, machacona y terca, pero he tenido
que rendirme a la evidencia, la señal.
Como todo en esta vida nuestra, las señales también tienen jerarquÃa,
se pueden clasificar en función de multitud de variables, algunas son fáciles
de interpretar y otras son complejos algoritmos. También hay que tener en
cuenta que no todos nos rendimos a la primera. Si se te infecta el agujero de
la oreja, a lo mejor tienes que olvidarte del tema. Pues yo, erre que erre, me
hice un segundo agujero y hasta un tercero.
Esto son cosas menores, pero las señales nos persiguen todo
el tiempo, nos marcan el camino aunque no nos demos cuenta.
Hay quien se niega a aceptarlas y se golpea una y otra vez
contra ellas sin aceptarlas, craso error, asà solo se consigue dar rodeos para
llegar al mismo sitio, pero más tarde. Tiempo perdido. EnergÃa desperdiciada.
En realidad, el laberinto del Minotauro quizá no tuviera
atajo, pero te aseguro que el mÃo si, y el tuyo también. Y si no lo tiene, pues
se hace, por las buenas o por las malas, pero se hace.
No me gustan los cobardes, si eres cobarde te vas perdiendo
la vida a trocitos. Te pierdes un poco de aquà y un poco de allÃ. Que no, las
cosas no son asà como vienen, sino como tu las modelas. Para llegar a la cima a
veces hay que dejarse un dedo por el camino. Pero si te quedan otros nueve,
¿Qué importancia tiene?, relativa, como casi todo en esta vida perra y
maravillosa que nos ha tocado vivir.
Para los cobardes no hay medalla, pero claro, tampoco hay
oleaje en su mar, debe de ser cómodo. Supongo que tienen un gran capote rosa y
amarillo y cuando llega una señal, la dispersan con salero hacia un lado, la
dejan pasar, sin saber siquiera lo que se han perdido. Pues no es asÃ, tienes
que sacar pecho y dejar que la señal impacte contra ti, penetre por lo poros de
tu piel y por todos tus orificios, tienes que ser permeable a ella, inspÃrala, transpórtala
a tu alma (que es tu esencia misma), a tu corazón (tu parte emocional), a tu cerebro
(tu parte racional), por ese orden, por todas las vÃas de comunicación que
tienes con el exterior, interiorÃzala, interprétala, y asume que probablemente tendrás
que hacer algo con ella, por ella y por TI.
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